Muchas veces pensamos, erróneamente,
que cuando se construye un proyecto de infraestructura vial toda la comunidad se
beneficia sin importar su género y condición, por lo tanto se diseñan las
carreteras como si fueran “neutros de género”. Pero nos equivocamos
terriblemente, ya que hombres y mujeres no la utilizan de la misma forma.
Pero, ¿qué determina el uso por
género de la infraestructura pública?, es una pregunta complicada ya que está
directamente determinada por las condiciones de vida de las personas, sus roles
sociales y sus actividades diarias.
Tradicionalmente el impacto de los
proyectos de infraestructura vial se miden por la efectividad del transporte de
mercancías y no por el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores,
que deberían ser los principales beneficiarios.
Hay que tener en consideración que
existe un vínculo muy cercano entre la pobreza y la desigualdad de género,
donde hombres y mujeres asumen roles distintos en la sociedad con
características diferentes que acrecientan la división sexual del trabajo.
Esta división se asume como natural,
donde los hombres solo se dedica al trabajo productivo (remunerado/socialmente
reconocido), mientras que las mujeres asumen el trabajo reproductivo (no
remunerado/socialmente no reconocido): el cuido de hijos e hijas, ancianos y
gestión comunitaria.
Por ello si se toma en cuenta la opinión
de la ciudadanía sin distinción de su género en la construcción del proyecto,
este mejorará las condiciones de vida de toda la comunidad ya que reducirá la
brecha de desigualdad entre hombres y mujeres, procurando un impacto económico y
social donde se visualizará la inversión pública.
Por lo tanto, una infraestructura
vial bien diseñada y señalizada tiene que tener en cuenta las condiciones de
vida como su principal herramienta para alcanzar el desarrollo comunitario y
territorial, si es así, este será un proyecto inclusivo socialmente que incrementará la
igualdad de oportunidades y resultados entre hombres y mujeres.
Al tener en cuenta las
desigualdades de género se puede beneficiar a toda la comunidad con el proyecto,
incorporando zonas peatonales accesibles que faciliten el acceso a servicios
sociales básicos y la conexión entre otras comunidades.
Sin duda las obras viales deben procurar mejorar la seguridad de la zona a
intervenir, esto beneficiará en particular a mujeres y niñas. Se recomienda
construir arcenes y áreas de descanso seguro e iluminado, zonas de emergencia,
carriles amigables para peatones y bicicletas; transporte para personas mayores
y con discapacidad. Sin olvidar la prevención del impacto de riesgo ambiental
del proyecto.
Estas acciones potencian el uso
inclusivo de la población de la obra, en especial a las mujeres donde
desarrolla sus múltiples actividades, asimismo se incrementa las capacidades
locales ya que cuando se tiene en cuenta la opinión de mujeres, niños, niñas, jóvenes,
personas con discapacidad y adultos mayores en los planes de trabajo se contribuye
a mejorar su posición social dentro de la comunidad.
Estereotipos de género, impedimento tradicional de la mujer
No es para nadie extraño reconocer
que los estereotipos de género por siglos han afectado la participación de la
mujer en diferentes ámbitos de la sociedad y en el sector construcción no es la
excepción, ya que por años se ha creído que es trabajo de “hombres” y si una mujer
desea insertarse en este ramo lo hace en áreas “menores” como gestar el tráfico
por ejemplo, pero no los considerados pesados para ellas.
Si lo vemos a nivel de empresas
constructoras y de instituciones públicas encargadas de construcción, las
mujeres tampoco son tomadas en cuenta en puestos de jefatura sino en su mayoría
como técnicas, ya que los estereotipos han generado una huella que hace creer
que ellas no tendrán la suficiente “autoridad” para hacer funcionar el
proyecto.
Estas disparidades se pueden ir
disminuyendo en la medida que se comience a incluir hombres y mujeres en todos
los procesos constructivos del proyecto, teniendo en cuenta las necesidades de
toda la comunidad, ya que existen diferencias en el uso de caminos y carreteras
aunque a simple vista no se perciban.
Por ejemplo, las mujeres
frecuentemente viajan acompañadas con menores de edad o personas dependientes,
mientras que los hombres viajan solos y a horas pico, lo cual no es el caso de
las mujeres que prefieren viajar en horas más tranquilas. Los hombres
usualmente están más preocupados por la seguridad vial, mientras que las
mujeres por la seguridad personal.
El tráfico intenso y rápido
beneficia a los hombres, particularmente, están preocupados por llegar a tiempo
a sus trabajos o que la mercancía llegue a tiempo a su lugar de destino, en
cambio afecta la seguridad de las mujeres, niños y niñas que las utilizan a pie
o en bicicleta por el riesgo a accidentes viales.
Otro factor a tomar en cuenta es el
aumento de acoso y violencia sexual en las niñas y mujeres en la medida de que
la “modernidad” llega a la comunidad y con ella grupos delictivos que pueden
intervenirla, aumentando los casos de violencia, trata de personas y aumento de
enfermedades como VIH.
Participación activa de hombres y mujeres
Es necesario que las empresas
constructivas e instituciones públicas fomenten la participación activa de la
ciudadanía, pero muchas veces por la inseguridad social, la pobreza de tiempo y
autonomía personal las mujeres se ven restringidas a salir de casa por no dejar
sus hijos e hijas y adultos mayores solos, limitando su participación en las
consultas públicas de los proyectos.
Por lo tanto, al diseñar y ejecutar
cualquier construcción se debe tener en cuenta en el Estudio de Impacto
Ambiental y Social las aportaciones de las mujeres realizando diferentes tipos
de consultas ciudadanas: como cuestionarios, visualizando la edad, sexo, tipo
de hogar, nivel educativo, actividad productiva; visitas domiciliares y la creación
de mecanismos de recepción de quejas y reclamos.
Además de promover la participación
de mujeres en diferentes comités, adecuar los lugares de reunión donde sus
hijos e hijas puedan permanecer seguros mientras se realizan las consultas.
No hay que olvidar realizar
continuas campañas de información utilizando un lenguaje sencillo e inclusivo, creando
así un proyecto funcional y bien desarrollado que beneficie a toda la comunidad.
Apuntes sobre la Guía para la transversalización del enfoque de género,
diseño de proyectos de infraestructura vial
Corporación Reto del Milenio, mayo del 2014.
___________________________________________________
Johana Peña
20 de enero del
2015